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Etapa Configuradora

En la etapa configuradora el seminarista buscará hacer su corazón semejante al de Cristo, Pastor y siervo para que unido con Él, pueda hacer de la propia vida un don de si para los demás. Tal proceso implica la consolidación de la opción sacerdotal como un modo de vivir la filiación con Dios Padre, asumiendo criterios, actitudes y un estilo de vida comprometido, siendo pobre, obediente y casto en docilidad al Espíritu Santo, entregando su vida por sus hermanos.


Para que se pueda lograr esta finalidad, se debe acompañar al seminarista en la vivencia de los Sacramentos, la oración, la caridad, la iniciativa pastoral y la meditación de la Palabra de Dios, que logre cultivar una vida en al amor a la Iglesia por medio de la comunión con el Papa, el Obispo y el presbítero., con una total disposición al servicio obediente.


El proceso en esta etapa, se le ofrece al seminarista una formación, acompañamiento ayudándoles a discernir y madurar integralmente para asumir el celibato sacerdotal de manera responsable, libre, consiente y convencido, ayudándole a comprender una pedagogía real que tome en cuenta las dificultades que pueden presentarse en la etapa de seminario o la vida ministerial.


Se dará de manera gradual en la que la vida del seminarista y el ministerio pastoral, se promueve en el seminario un clima de libertad, confianza y responsabilidad, cultivando el trabajo en equipo, conozca la dinámica de la planeación de la pastoral diocesana.


Considera a los seminaristas en esta etapa configuradora la Admisión como candidatos de las Ordenes Sagradas, la Institución en los ministerios de Lector y Acolitado como de la recepción misma del Diaconado, como expresión al amor gratuito de Dios en el compromiso definitivo con Cristo y con la Iglesia.

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